Existen
obras que dan un paso más allá de la crítica y se consagran como eternas, son
un mensaje, una enseñanza que permanece, una memoria atemporal de algo o un
aviso de que puede suceder, en este caso el Eternauta dio este paso en su época
y aún luego de las décadas que transcurren desde su creación persiste su
mensaje, su héroe colectivo, su lucha contra la imposición y el lavado del
cerebro.
Hoy
día vengo hablarles de la adaptación a serie que trajo Netflix, El Eternauta es
una historieta argentina publicada décadas atrás, lamentablemente la
desaparición forzada de su autor y familia son situaciones que orbitan
alrededor de la obra, su comentario mordaz hacia la crítica de un poder
invisible ejemplificado en los Ellos y como estos subyugan mundos en un ansia
de mayor poder.
Primero
quiero destacar el gran trabajo de la serie en lo que respecta los efectos, la
música es impecable y las canciones son precisas, la fotografía es majestuosa,
el trabajo de los personajes está muy bien destacados, no solo hablo de los
principales, sino que incluso los extras son cumplidores y en mi parecer existe
una pasión de parte del equipo en abordar esta obra que para su época podríamos
considerar que estaba muy adelantada, la punta de lanza de la ciencia ficción
latinoamericana que persiste y tiene un mensaje de unión esperanzadora.
Me
encanta la química de los personajes principales, como sin tanta habladuría y
con chistes, comentarios y acciones se va haciendo denotar como estos se
conocen hace años, un ejemplo cuando hacen el chiste de la lluvia, aquel típico
chiste interno que solemos tener con amigos y repetimos durante años, sin
explayarse en las relaciones se aborda una conexión de lo más plausible y creíble.
Los
personajes hacen gala de una gran capacidad para abordar los enfrentamientos de
índole sentimental, los diversos momentos que representan en la serie están
cargados de sensibilidad que es explotada; cuando visten a Juan Saltos del
Eternauta, la iglesia, la nieve deja de caer y más.
El
manejo de las visiones, flashback ayuda en tono de sugerencia y también como
los personajes van cayendo en ser controlados algunos, la sutileza es algo que
destaco, la serie no posee momentos exagerados, grandilocuentes a la fuerza
para hacerse notar, fluye en su ritmo donde acelera y desacelera acorde los
requisitos del guion, pero siempre acompañado de la música y los diálogos
precisos.
Tengo
muchísimas expectativas sobre la segunda temporada, ansió pronto verla y que la
calidad se mantenga, con la historieta no he tenido un acercamiento, pero
conocía su nombre e influencia, de forma que ahora luego de la serie le daré
una oportunidad.
Comentarios
aparte creo que esta serie es idónea para cualquier televidente o tiempo, el Eternauta
aborda como desde la figura de un héroe grupal logramos avanzar, no es uno de
carácter individual, sino que aquí deben unirse para juntos pelear contra la
opresión que busca subyugarlos, un comentario dado en la concepción de la obra
y que aún durante varias décadas se mantiene vigente, palabras atemporales para
momentos difíciles.
El
Eternauta no es solo una historieta o una historia más apocalíptica del montón,
es una de las obras más importantes en cuanto se producía en Argentina, también
en Latinoamérica y en el mundo, es que Juan Salvo es un fantasma del tiempo, un
recuerdo doloroso que persiste para mostrar el alma de un aventurero, un
sobreviviente de tiempos terribles que traslada su historia por diversas líneas,
así como existe Pedro Páramo siendo un rencor vivo de la corrupción, se
encuentra Juan Salvo siendo quien sobrevive luego de la bulla del caos, la
imposición y la violencia, es quien escucha el silencio posterior a la masacre,
quien mantiene el recuerdo de tiempos mejores, el dolor colectivo de muchos y
la memoria de tiempos de lucha.
Para
que una obra sea perpetua debe tener alma y hay muchísima en el Eternauta, la
desesperación, los comentarios y todo lo que sucede aunque son hechos
metafóricos siempre permanecen, una obra revolucionaria con un peso gigantesco
en las artes, una capacidad de colarse en cualquier época y hacernos una
pregunta que al día de hoy sigue retornando con silencio.
¿Dónde
está Oesterheld?
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