La vida del pobre amarga es tan como café en velorio,
o así dicen muchos desafortunados que odian su existencia en la ciudad.
Gran parte de los trabajadores no
esperan de manera optimista que la quincena sea pagada en el día justo y que el
calor no sofoque en las noches, el único placer del pobre es poder ir en la
ventana del bus, refrescarse con el viento mientras contempla la ciudad en su
constante ir y venir de personas.
El calor del verano infernal, más en
los meses de julio y agosto. El invierno y sus jodidas lluvias que traen
inundaciones a todo maldito lugar olvidado por el Municipio, Presidente o Junta
Militar de turno, porque donde existe un clima del carajo también hay un pésimo gobierno y falta democracia.
Esta noche de invierno, para ser
exactos viernes del mes de febrero, se declara enfermo mental al Prefecto
Provincial, un celular suena y en la pantalla se visualiza que es un recado con
urgencia.
Entonces un hombre se levanta de su sillón, no
es alguien con trabajo fijo ni esas cosas de cumplir horario, a resolver
problemas sucios, hay ocasiones que se vuelve un trabajo tan sucio como el de
gasfitero o albañil por toda la mierda que implica la política.
Decir que es un asesor es algo difícil de
digerir para otras personas, pero menos vergüenza experimenta contando eso a
que resuelve los problemas de ciertos políticos. No en balde la primera
impresión siempre es la que vale, pero si tienen conocimiento de que pata cojea
le es más duro ejercer dicho oficio.
Como siempre el trabajo escaseo y la
situación siempre jodida del país no ayudo, peor aún que se aproximaba el
fenómeno de “El Niño” y por castigo divino cada año que sucedía, arrasaba con
los cultivos y solo quedaban los arboles de mango que cuentan las personas
mayores son eternos.
El contacto más importante que posee
es el alcalde y gracias a los cielos que es un hombre poco recto, no cualquiera
contrataría un arregla problemas. Pero el asunto era tan turbio que necesitaba
alguien que pueda ir al infierno y volver solo por un buen fajo de verdes.
En dos horas se encontraran para hablar
del trabajo, le remonta al pasado cada
vez que le cuestiona porque sigue en aquel oficio si reunió una cantidad de
dinero como para vivir en una hamaca hasta el fin de sus días.
Del dinero de sus trabajos compro dos
casas al nombre de su madre y las convirtió en bares, así ella se sustenta y el
posee tranquilidad en su alma, que madre como la suya merece el cielo, pero las
estrellas están tan caras como los diamantes en la tierra.
Las personas de su cantón conocen su
nombre y temen ante la idea que un día compre todas sus tierras, pues de
pequeño paso hambre por culpa de la ausencia de padre y lo poco de comer se lo
ganaba la madre siendo la empleada de muchas familias, que ahora le miran con
envidia y la conocen como la Madre del Diablo desde que el compro una finca de
fruta del diablo.
Siempre piensa que involucrase en la política
seria algo bien osado, su rostro es conocido en ciertos lugares y hasta en
pueblos de la Sierra le tienen odio por haber escapado de su “Justicia
Indígena”.
Aunque sea un método salvaje es una
manera de hacer respetar las leyes, pero retiene el miedo certero que un día
caminando por el centro de la ciudad se encuentre una víctima de sus trabajos,
le mirara y gritara que le robo de alguna manera y desde aquella disputa en la
Iglesia de San Agustín no puede exponerse.
Pensar que la cólera del Presidente incrementaba el impuesto, mientras
la paranoia de que existan grupos armados hace que la policía patrulle como
desfile, tales sucesos le obligan a mantener un perfil bajo y reconsiderar que
trabajos aceptar para no encontrarse con la ley.
La situación del país en respuesta a
la delincuencia se ha vuelto incontrolable, parece no existir importancia por
la seguridad del pueblo, gracias a eso ha podido camuflarse y buscar refugio en
criminales menores que por unos cuantos billetes hacen un trabajo que él le
encargo para después ser despachados.
Aunque durante todo el año el miedo a
la calle creció con la aparición de un asesino bestial que asusta al más ruin
de los matones. Incluso en sus años de ejercer como solucionador temía
encontrarse con un caso similar a la bestia que anda azotando la ciudad y
jugando con la policía. La ciudad se volvió un foso del que están emergiendo
seres alejado de lo humano y mientras más corrupta es la política en el país,
más personas atroces aparecen en esta sociedad.
La mansión del Alcalde es el lugar
más acogedor en la ciudad, en su sala están colgadas pinturas de distintas
épocas de la ciudad y el puerto. Recorrer sus pasillos es igual que un viaje en
el tiempo por la ciudad y todos sus lugares turísticos, lo único difícil es
acceder a dicha casa, se encuentra fuertemente resguardada en una urbanización
privada en una isla cerca de la ciudad.
Él es un hombre sexagenario con
guayabera blanca, de sonrisa tan brillante como las perlas y mirada
carismática.
Le conoció por medio de un amigo
notario y le encargo un trabajo complejo, pero privado que nadie debía saber.
Todos deben guardar secretos algo
oscuros, más si posee cierto poder y están al ojo público.
Él lo hizo su gallinazo o mejor dicho
“Limpiador de Problemas “, no es que mate gente así por deporte y peormente
inocentes. Posee honor como todo criminal honrado, solo se dedicó asustar a
personas en malos pasos, mata en caso de que sea alguien dañino para la
sociedad y más si es amenaza contra su empleador
Le sugirió que investigue sucesos
extraños en el antiguo hospital psiquiátrico de la ciudad, hace muchos años en
aquel lugar hubo una gran cantidad de personas con problemas mentales y
conductas peligrosas, pero un día muchos desaparecieron, los médicos del lugar
fueron asesinados en su mayoría y pocos quedaron vivos, pero con severos
traumas psicológicos por lo tanto ahora los loqueros pasaron a ser locos.
La primera parte de la misión
consistía en buscar aquellas personas que supieron que suceso desencadeno toda
esa noche, en menos de doce horas cerca de medio centenar de pacientes
desaparecieron y hubo una docena de empleados fallecidos. Los noticieros habían
notificado desapariciones de muchas
personas, muertes y una posible marcha en contra de la policía, la
primera impresión que tuvo es que relación podría existir entre aquel
psiquiátrico y toda la situación caótica en la que se ve envuelta la ciudad, porque
después de tantos años le está pidiendo que busque pruebas, pero considero que
su trabajo no era hacer preguntas comprometedoras solo debía ir y conseguir una
explicación creíble y pruebas de que sucedió en verdad, aunque el caso le
resultaba curioso por el hecho que el alcalde tenía dos décadas en el puesto y
con su nivel de influencia no tenía conocimiento de los hechos o quizás
ocultaba algo que podría ser descubierto y deseaba que todo rastro de él sea
eliminado.
El diablo como era conocido comúnmente para su
empleador, se encontraba merodeando el antiguo hospital psiquiátrico, quería
ver si existían algún tipo de grafiti o mendigo viviendo cerca que sirva de
pista.
Logro observar en una pared el mensaje: Él ha llegado.
Le tomo una foto a dicho mural y no encontró ningún
tipo de firma, en la pared de ladrillo logro ver que fue pintado hace poco, la
humedad habría afectado el mensaje por encontrarse cerca de una cloaca.
No existían chamberos ni mendigos cerca del sector,
pudo notar como las personas preferían cruzar la calle en vez de pasar frente
al manicomio.
A tan solo pocas cuadras se encontraban peatonales
totalmente oscuras sin luminaria y que no poseían puerta, dichas casas poseían
entrada en el lado contrario hacia el manicomio.
Todo el sector parecía detenido en el tiempo, algunas
casas gozaban de balcones de madera, paredes sin enlucir y la gran mayoría
parecía necesitar con apuro una mano de pintura.
Merodeo durante toda la mañana y la tarde por cada
rincón cercano, se percató que no sea visto y espero la noche para acercarse
hacia un local de comida.
Tomo asiento en una mesa casi ocupada de varias
personas y ordeno un plato sencillo del menú mientras pudo notar como varios
hombres a su alrededor le veían por encima del hombro o reflejo de los espejos.
Esperaba irrumpir de noche en el manicomio,
consideraba que era más fácil por el hecho que si llamaban a la policía se le
haría más sencillo escapar bajo la oscuridad que a plena luz del día.
Cargaba su arma lista para cualquier situación
inoportuna, pero solo la usaría en caso de sentirse amenazado. Vio como un
hombre sentado al fondo del local chifleo y en un parpadeo los hombres de su
mesa se levantaron mientras otro se ubicó a su espalda.
Pudo notar como aquel sujeto se acercaba, poseía piel
trigueña estatura baja, bigote de brocha y poco cabello en su cabeza.
— ¿Qué buscas en ese maldito lugar? Desde que llegaste
hemos estado observándote, se dónde dejaste tu auto y parece que piensas entrar
en el manicomio—el hombre ya mayor poso su pesada mano en el hombro del diablo.
—Tengo un asunto que resolver en aquel lugar, si
existe un tipo de inconveniente pueden hacérmelo saber ahora, pero le sugiero
que levante su mano de mi—coloco ambas manos sobre la mesa mientras comenzó a
mirar a todos los presentes de pie.
—Según esas palabras tengo dos teorías, en una de
ellas eres algún tipo de aficionado al peligro o exploración urbana que desea
meterse en el manicomio para tener una experiencia tonta que presumir o alguien
te mando y te encuentras bajo órdenes de hallar algo—el tipo levanto su mano
del hombro, tomo una silla y se puso a fumar.
—Tu segunda teoría es exacta, pero te aclaro que si me
gusta explorar aunque este sector es un tanto urbano para mi gustos—le
respondió mientras se incorporó y giro su silla para verse las caras.
— ¿Qué quieres encontrar allí dentro? ¿Acaso tienes
una idea de que sucedió en dicho lugar? —le miro como bicho raro.
—Solo sé que hubo muchas desapariciones y busco
entender un poco el porqué de todos los sucesos, si usted sabe me ayudaría
mucho con esa información—su voz era calmada aunque se encontraba rodeado de
cuatro personas.
—En aquel lugar se desato un infierno, muchos de los
presentes vivimos alrededor del sector y aun recordamos temerosos aquella
noche—el hombre le mostro una foto de su celular donde se podía observar el
hospital y en el exterior se encontraban los paramédicos junto a la policía y
unos cuantos doctores con la vista perdida sobre la acera.
—Esa foto no la vi cuando indague en el internet sobre
el lugar, pero como le dije me encuentro bajo una orden asi que si me permite
continuar mi tarea y haremos de cuenta que aquí no pasó nada—se levantó de la
silla mientras noto como le veían con recelo todos los presentes.
—Nadie aquí quiere problemas y por ende tampoco
queremos que algo pase si logras entrar en el manicomio, te sugiero que si aún
piensas hacerlo rechaces la idea, asi como tú, yo tengo ordenes que nadie entre
en aquel lugar con una excepción—el hombre acariciaba su mano mientras un
anillo de oro brillaba en su mano.
— ¿Cuál es la única excepción? —le intrigo mucho dicha
condición.
—Si alguien llegaba con una estrella de plata en el
pecho y poseía un anillo de oro y plata en su mano derecha seria el indicado
para entrar—le hizo señas que le demuestre ser aquel elegido.
—Me parece algo un tanto perturbador aquella profecía,
pero soy quien buscas—le mostro su cadena y su anillo mientras trataba de
entender todo lo acontecido.
—A mí tampoco me convencía del todo, pero ante aquella
noche de terror que se vivió todo es válido, haz lo que quieras y vete a ese
infierno, pero eso si ten cuidado con lo que ves—la voz del sujeto era tajante.
— ¿Qué quieres decir con lo que veo? ¿Acaso alguno de
ustedes entro allí? —le interesaba obtener toda la información posible antes de
entrar.
—La policía entro al lugar junto a varios miembros de
la cruz roja, cuando salieron nadie dio ningún dato, no existieron reportajes
sobre el caso a más de los diez años de su clausura, todo dato que se puede
obtener debe ser visto, pero hubo alguien del barrio que un día entro por
curiosidad—comenzó a buscar en su celular, parecía que indagaba en sus archivos
de imágenes.
— ¿Que sucedió con aquel sujeto? —logro observar como
la mayoría de personas en las mesas apartaban la mirada de él.
—Un día lo encontraron sin camiseta, con arañazos,
ensangrentado, sucio y gritando que pronto llegaría la hoguera, mira esta
foto—le enseño la foto de un hombre colgado con un papel que decía: "El
fuego lo consumirá todo".
—Esa información no ha sido divulgada sino me
equivoco, podría existir alguna razón válida de porque los medios no dieron a
conocer dichos datos e imágenes o acaso usted no les compartió apropósito dicha
información—sintió un escalofrió recorriendo su espalda y con velocidad pensó
que este sería su caso más difícil.
—La foto fue tomada hace unos cinco años, ese sujeto
era un conocido muy agradable para todos, pero después de salir de ese lugar
notamos como sufrió un cambio drástico, pensé en difundir las fotos, pero si el
caso no se volvió popular quiere decir que hay alguien del gobierno atrás
encubriendo dicha atrocidad—guardo el celular mientras busco algo en sus
bolsillos.
—Comprendo entonces, es una situación delicada para
ustedes y asi que solo entrare y veré que encuentro de allí me marchare de ese
lugar—respondió mientras salía del local.
—Toma esto te servirá, pero no las pierdas en ningún
momento y si vuelves con vida dámela y coméntame que viste allí—le estiro la
mano para darle una llave.
También le habían comentado vecinos cercanos durante todo el trayecto del día, que sobre la media noche suele escucharse voces provenientes del psiquiátrico, lamentos o discursos imposibles de entender con intención de maldecir.
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